14 de julio de 2010

A MI MADRE EN SU DIA



¿Qué podría regalarte?
¿Unas flores tal vez?
sé que te gustan mucho, ¿una joya? humm.
No, no podría, tal vez dulce, pues ahora te gustan más que antes. Y es que tú nos has dado tantas cosas, que nada que te pueda regalar compensaría en absoluto los regalos que nos diste.
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Nos regalaste una infancia feliz llena de juegos y aventuras.


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Nos regalaste el sentimiento de amarnos entre hermanos pues como decías “son hermanos y toda la vida estarán juntos quiéranse y ayúdense siempre”... Nos regalaste tu ejemplo de bondad, pues aún con carencias es mejor compartir un pan con quien nada tiene, como aquel día que con unos pesos compraste comida apenas suficiente para la casa y la compartiste con alguien que lo necesitaba más que nosotros. A mis hermanas les diste tu ejemplo para ser unas mujeres dignas, grandes esposas y mejores madres.




A mi hermana mayor, le regalaste la madurez de llevar una casa con apenas nueve años y lo llevó a cabo como la mejor, a los varones nos enseñaste a ganar honradamente el pan para llevar a nuestras mesas, pues el dinero mal ganado, compra el pan más amargo.




Me diste también la formación para respetar a la mujer y me decías: “A la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa”... Nos regalaste tus noches en vela cuando tenías a un hijo enfermo, sin importar que te aguardaran horas de intenso trabajo




Nos regalaste la esperanza de saber que el día de mañana todo estaría mejor, nos diste el valor para no vencernos ni aún en los momentos más difíciles, el valor para levantarnos después de haber caído diciendo:


“eso no es nada, morir es algo”...


Nos diste la fuerza para ser padres rigurosos, pero flexibles, cariñosos pero exigentes.




Nos enseñaste que no hay alegría más grande como la de tener un hijo y que no hay dolor más profundo que perderlo.




Tantas cosas nos has dado y yo no sé que regalarte, podría regalarte una canción, pero ya te he dado tantas. Te regalaría el orgullo que siento de tener una madre como tú, pero siempre lo has tenido. Te regalaría la alegría que siento de tener a mis hermanas, sobrinos, cuñados y a toda esta maravillosa familia pero, también tú nos diste esa alegría.




Te regalaría el respeto, la nobleza, la dignidad, el valor, pero todo eso siempre ha sido tuyo. Te regalaría mi arrepentimiento por tanto dolor que te he causado, tantas angustias y decepciones, pero con el regalo de tu perdón, ese arrepentimiento también ya es tuyo.




Madre hoy quiero decirte que te siento santa, perdóname por esta vez, pues hoy no tengo nada que regalarte, espero que la próxima ocasión, pueda regalarte algo más que el humilde pensamiento de este tu hijo batallador de la vida y comando por excelencia


este es el pensamiento puedo ofrecer a quien lo gano todo en este mundo




feliz dia madre mia




BERTHA ROJAS ORTIZ